lunes, 9 de octubre de 2017

Las consecuencias de la insensatez

Este domingo todos los demócratas hemos tenido la oportunidad de salir a la calle para defender la unidad de España. Una semana después del 1-O hemos podido comprobar las primeras consecuencias de la insensatez de Puigdemont y de todo el Gobierno de la Generalitat. No hay ninguna justificación para una declaración de independencia y es que, además, no va a producirse. El Gobierno, con el Presidente Mariano Rajoy al frente, seguirá velando para que se cumpla la Ley y se respeten la Constitución, los derechos y las libertades de todos los españoles. El Gobierno no va a negociar ninguna ilegalidad, no va a aceptar ningún chantaje. La negociación en democracia solo tiene un camino, el camino de la Ley. Lo ha dicho el Rey y lo ha reiterado Mariano Rajoy. Nuestro presidente es consciente de lo que está en juego y de la preocupación de toda la sociedad española, y estoy seguro de que hará lo que sea conveniente en cada momento, como ha hecho estos años atrás cuando España atravesaba la peor crisis económica. Ahora lo importante es actuar con prudencia y tranquilidad, pero con firmeza. No se puede dialogar con aquellos que se mantienen fuera de la Ley y que quieren, a toda costa, romper España. Todo el mundo está pidiendo una rectificación al presidente de la Generalitat, pero Puigdemont se empeña en hacer oídos sordos al clamor popular y ha decidido obviar las nefastas consecuencias que ya está provocando su deriva independentista. La biofarmacéutica Oryzon ha sido la primera en abandonar Cataluña y han seguido su ejemplo el Banco Sabadell, CaixaBank, Gas Natural y Eurona, entre otras muchas, sin contar las que lo están estudiando. Lo hacen para proteger sus negocios y a sus clientes y los mercados ya han premiado su decisión con fuertes subidas en bolsa. El Gobierno acaba de aprobar un decreto para facilitar el cambio de domicilio social de las compañías y evitar males mayores para la economía. A cada llamada a la sensatez Puigdemont responde con un desplante. Le pedimos que ponga fin más pronto que tarde a este sinsentido, que vuelva a la senda de la legalidad y que asuma que cada vez cuenta con menos apoyo social. Cuanto más dure esta deriva radical más profunda será la brecha que provocará en la sociedad catalana y en la española.  

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